Me estoy pensando si acabar con el blog y crear otro. Es una
idea que navega a veces por mi cabeza. Es un blog creado para una asignatura de
cuarto de la ESO y lleva ya conmigo durante todo este tiempo. Es un blog que ya
debo abandonar y crear otro, entrar en otra etapa, crear un blog que represente
mi madurez, si es que yo tengo de eso. También me han dicho ya varias personas
que el contenido muchas veces no casa con el nombre del blog.
Pero es que no me hace gracia la idea de dejarlo. ¡Lleva ya
tanto tiempo conmigo que me da cosa dejarlo! Y encima con sus ciento y pico de
entradas, con sus 20.000 visitas… Y porque no, no tengo tiempo. Si tuviera
tiempo lo fácil sería finiquitarlo sin anestesia. Pero en mi caso es que no
tengo tiempo para nada. No tendría tiempo ni imaginación para pensar en el
nombre del siguiente blog, su fondo, su contenido, sus formatos para móviles y
tablets, sus colores…
Y si empiezo otro blog, tampoco tengo claro de forma
excesiva si quiero que sea un blog personal e íntimo como yo, o si quiero que
sea un blog más bien profesional y periodístico como lo que aspiro a ser. El
beso que convierta lo nuestro en eterno empezó siendo eso, un blog personal,
donde mostraba todo lo que no soy capaz de mostrar en público. Pero poco a poco
fue cambiando, sustituí la literatura por la opinión sin dejar nunca de lado a
ésta.
Es una etapa con dudas, en las que me siento lleno porque
siento que las cosas me salen bien a nivel académico, pero a nivel personal
sigo sintiéndome como antaño, e incluso más confuso si cabe. Es un tiempo de
deshielo, en el que me siento alguien congelado pero que con una caricia es
capaz de deshelarse. Y quizás esto sea igual: si creo otro espacio donde poder
soltar las gilipolleces que escribo, quizás significará que de verdad he dejado
de ser hielo para convertirme en agua.
Si creo otro blog, ¿me seguirán más, me seguirán menos? Es
la duda de siempre. Hay mucha gente que relaciona mi nombre con este rincón. Y
hay quien acabará harto de las gilipolleces que escribo y quien no me conozca y
tenga ganas de hacer lo propio, con mi blog pueda sentir esa satisfacción por
cumplida.
No sé si esto es un adiós, si esto es una despedida
definitiva o qué es. Pero en todo caso quiero darte las gracias por haber
estado ahí por aguantar mis risas, mis llantos, mis símiles, mis metáforas, mis
críticas, mis alabanzas y por haber estado tanto tiempo conmigo. Pero como
Peter Pan, quizás sea el tiempo de darse cuenta de que estoy en otra etapa
escribiendo.