El mejor Real Betis Balompié del curso acarició la victoria
en su partido disputado este domingo contra un FC Barcelona desdibujado durante
gran parte del encuentro. Los locales, que se adelantaron gracias a Álex
Alegría, tuvieron además dos balones al palo y un mano a mano clarísimo que
Rubén Castro perdonó frente a Ter Stegen. Por su parte, los culés reclamaron
dos goles fantasmas, donde uno parece que entró de forma clara, mientras el
otro lo salvó a tiempo la defensa bética.
Con un Benito Villamarín casi repleto y con la gente
pendiente mitad y mitad de su equipo y del tenis, Víctor Sánchez del Amo sacó
en el once a los fichajes invernales, Rubén Pardo y Tosca, quienes le dieron
mayor tranquilidad al equipo en posesión y salida de balón. El entrenador
bético planteó un partido con una presión alta y valiente. La sensación de
peligro por parte del Barça se producía cuando eran capaces de saltar la línea
de presión formada por la delantera bética como así sucedió cuando Neymar se
puso de cara a gol pero Adán estuvo brillantísimo. Por su parte, el Betis
asimiló su idea: presionar y salir rápido cuando pudiera. Una salida rápida
debida especialmente al protagonismo ofensivo de sus carrileros Piccini y
Durmisi, y por la actuación estelar de Dani Ceballos, quien desde lejos puso en
apuros al portero alemán. El propio Durmisi o Rubén Castro también avisaron,
pero sin atinar a la portería
Tras el paso por vestuarios el partido siguió en la misma
tónica, aunque el Betis poco a poco iba creciéndose por el poco peligro que
sufría: Dani Ceballos metía un zapatazo impresionante que se estrelló en el
travesaño. Y Castro, minutos después, enviaba al palo un tiro que tenía escritas
las letras de ‘gol’ más temprano que tarde. Esa jugada que acabó en córner,
propició el gol bético tras un fallo de Ter Stegen quien no blocó correctamente
un balón empujado a placer por Álex Alegría. Heliópolis estallaba de alegría y
disfrutaba con la exhibición de coraje y pundonor de sus jugadores.
Desde ese momento, el partido cambió: el Barça despertó, a
los verdiblancos les entró el miedo a ganar y el cansancio físico les empezó a
pesar. El técnico bético se equivocó con los cambios (Donk por Rubén Pardo y
Nahuel Leiva por Petros), y los catalanes poco a poco iban encerrando en su
área a los verdiblancos. En una de esas intentonas, Aleix Vidal puso un centro
que Luis Suárez remató mordida, y que Aisa Mandi sacó cuando había rebasado
claramente la línea de gol. Los azulgranas achuchaban con insistencia y el
Betis había ya resistido a atacar excepto a la ocasión del goleador bético ya
comentada. Cuando el minuto noventa ya merodeaba por el marcador, Nahuel
recogió un balón de espaldas en su propia zona de peligro, fue presionado por
dos jugadores culés, entre ellos Messi, quien le robó la cartera e hizo de las
suyas para que el uruguayo Suárez empatase. De ahí hasta el final los de Luis
Enrique siguieron insistiendo pero el marcador no se movió. Un empate que es agridulce para los locales, y que aleja (o no, dependiendo del resultado del Madrid)
a los de Lucho de la Liga.