viernes, 26 de octubre de 2012

Lluvia.


Está lloviendo a cántaros. Las tormentas se agolpan una tras otra en el cielo grisáceo, los truenos suenan uno más fuerte que el anterior, pero con mucha menos fuerza que el siguiente. No he podido salir de casa para poder verte, ni correr contigo bajo la lluvia, acariciarte cuando un rayo lejano aparecía en el cielo.

Como no he podido verte, hice algo estúpido. Cuando una llega a una edad, se da cuenta de que las únicas personas capaces de realizar actos estúpidos por las personas de las que se sienten atraídas son los enamorados. Cogí un folio en blanco que estaba sobre la nada en medio de la mesa del salón, y a continuación fui a por un lápiz. La estúpidez consistía en plasmar sobre la hoja blanca un retrato tuyo. Nunca he sido de ser un pintor decente, y es más, siempre cuando daba Educación Plástica y teníamos que colorear, a veces me salía. Pero estoy seguro que saldrá bien, porque tú eres la propia motivación para 
hacerlo.

Empecé por tu pelo largo castaño. Lo trataba de dibujar de la misma manera que lo tienes cuando el viento lo mueve cuando caminas y lo luces por la calle. Trataba de hacerlo perfecto, de que tu pelo terminara justo en tus hombros. Seguí por tu cara. Es díficil intentar hacer competencia a una de las mayores bellezas que ha creado la humanidad como es tu rostro, con un dibujo tuyo. Tus ojos verdes tímidos y profundos, fue lo que mejor me salió. Me siento tan identificado con ellos, que no me hizo falta ni hacerme la idea de cómo hacerlo. Me salieron solos, cuando hemos estado tus labios frente a los míos, los míos frente a los tuyos, antes de besarte he puesto mis ojos corrientes marrones frente a tus sobrenaturales ojos verdes, y es un recuerdo instantáneo con el que te levantas todas las mañanas para ser feliz.

domingo, 21 de octubre de 2012

Ella.

Sensación de ahogo, frío, mareos. Era una chica extremadamente bella, la gente debía tener cuidado de no quedarse anodado de su tremendo físico. Pelo largo moreno de ojos verdes, de sonrisa calcada a la de una niña de cinco años y un cuello que apetece acariciarlo con la garganta recien afeitada, para hacerle sentir cosquillas pero al tenerla bien encerrada para morderle, no tiene tiempo para hacer la cobra. Es una chica a la que le gusta sonreír, que ama hacerlo, que le gusta como a todas la ropa, los bolsos, y los pañuelos para evitar el frio invernal.

Sin embargo, ella es distinta. Ella es una persona increíble. De esas que no quedan, de esas que se guardan los "te amo" para las ocasiones verdaderamente especiales, y no para cuando pasa el primero que vea por delante. Aquella que con su edad no se ha follado a la mitad de la ciudad, ni bebe, ni fuma. Es aquella que si va como una puta en su forma de vestir, sólo decoraría su cuerpo de esa manera con "la única persona por la que sería puta."

Ella no es ni alta ni baja, no es quizás tampoco la más bella del universo, pero es casi la única de todas que me hace sentir un sentimiento nuevo. Un sentimiento de esos importantes, de esos que te convierten en una persona distinta a los demás.

La gente maravillosa se cuentan con los dedos de las manos. La gente afortunada por tenerlas a su lado, también.

¿Mi problema? Que yo no soy el afortunado, y que la quiero de tal manera que haría lo que fuera por serlo.

viernes, 12 de octubre de 2012

tú y yo, a la primera persona.


Bajo la lluvia o bajo los rayos de sol, en el amanecer o en atardecer, tú y yo caminaremos por los cinco continentes, saltando de oceáno en oceáno y te contaré un par de secretos acerca de mí: Tú vas a ser la primera que le abra mi interior, que vea mis heridas, pero también lo tierno que me siento con tu aroma en mi espalda, como cuando veo todas las mañanas el suavizante del champú de tu pelo caer sobre la cáscada de tu cuerpo.

Enamorarse de ti es como enamorarse de la locura, del desenfreno, del vivir a toda marcha, pastilla, prisa, de noches sin dormir, caricias y besos interminables, de sonrisas al verte, de tímidos gémidos al tocarte, de desnudos inolvidables, de emoción al rozarte, noches que perfectamente podrías ser cuentos de hadas. Miles de canciones sonando en la radio, mientras mis manos se pierdan por el desierto de tus muslos.
Desabrochar un sujetador no es mi punto más favorable pero se besarte el pecho de una manera distinta. Todo el mundo desea follarte, yo lo llamo hacerte el amor, jugar tus pies con los míos.

Hay caminos por los que caminamos por miedo a que nos atraquen o que nos ocurra algo malo, yo contigo de la mano, me siento a la velocidad de la luz. Contigo, no tengo miedo a nada, bueno, sólo le tengo el miedo a una cosa: perderte.

martes, 9 de octubre de 2012

Efecto confeti.


Siempre me ha caído bien el otoño. Es como un tranquilizante que realiza la transición entre el deseado verano, y el gélido invierno. Además en otoño, al menos en Sevilla, apenas llueve en forma de agua, pero en cambio, sí lo hace en forma de hojas arrancadas por el viento de los árboles, que se quedan tristes con sus marchas. Y la sensación de cuando caminas por las largas y anchas calles de la ciudad, cayendo multitud de hojas que vienen por los árboles que hay em ambas direcciones de la calle, es similar a cuando ganamos algo, y en el momento de máximo esplendor, es decir, cuando nos sentimos en la gloria, cae el confeti, cae el papel de regalo, caen los lazos de plástico. En ese momento parece que el mundo gira sobre nosotros, que nosotros somos el origen de todo.

Además, el otoño también es como una estación infantil. Colorida, juvenil. Las tormentas inesperadas que se presentaban en forma de nubes muy grises, recuerdan a como cuando las chicas llegaban al colegio con sus botas de plástico amarillas o azules, o como cuando parábamos nuestras clases por el miedo que teníamos cuando los truenos hacían surgir sus ruidos.

La estación otoñal recuerda a la primavera en lo maravillosa que son las noches. No hay lluvia, no hay calor, ni tampoco frío. Las noches son cortas, pero cada una de ellas vale la pena como si fuera única. Sí, vuelven las clases, el trabajo, y todo, pero hasta el Sol se levanta más tarde por la pereza que le da cuando regresa el otoño. 

El otoño es una simpática manera de pasar del verano con cielos despejados, fines de semana interminables, a los sábados tempranos, y llenos de bancos de nublas en el cielo.

viernes, 5 de octubre de 2012

El mundo es nuestro.

Estoy buscando un lugar. Un lugar en el que colocar tus abrazos. Pero no un lugar cualquiera, un lugar privilegiado, como una especie de Palco de honor. Aunque hoy en día no estés tan cerca como deseo, allí me esconderé para recordarte cuando todo vaya mal, cuando ni la música me enchufe ganas de vivir. 

martes, 2 de octubre de 2012

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No te conozco lo suficiente como para decirte si eres un ángel o el diablo, pero me gustas mucho, ¿sabes? No sé si hasta el puto infinito o la vuelta de la esquina, pero día a día soy un poco más feliz viendo tu melenea larga por el mismo suelo que lo hago yo, y tengo que dar gracias a la vida por ello.
Y sí, soy un puto cagado por no decírtelo a la frente, pero es que juro que te veo reír y ya entiendo por qué después de la tormenta llega la calma, y es que TÚ eres la calma.


Mientras tú estás a mis espaldas, con tu sonrisa imborrable, yo me muero de ganas por acariciar tus labios con los míos. Que mi vida es una puta mierda pero tú eres una medicina, una droga que me hace sentir mejor. Y que a mí me encanta tu pelo cuando brilla porque me recuerda al sol cuando despierta todas las mañanas, y levantarse viendo el sol nacer para luego verte a ti es algo que enamora. Y que cuando tengo ganas de hacerme daño y me dedicas una mirada, escondo las lágrimas de mis ojos marrones y me esfuerzo en intentar hacerte reír.


Que sí, que tías habrá muchas, pero es que cuando conoce a alguien como tú, es fácil decirlo, hasta que te pones en el pellejo del otro. Y que cuando uno cierra los ojos, es para soñar con cosas bonitas, y yo, con quien sueño, es contigo, pero no planto una mala cara cuando me tengo que despertar, porque sé que en un rato te veré a ti en vivo y en directo.


Esto quizás es lo más patético que hayas leído en la vida, cursiladas que te harán reírte, pero los sentimientos, si se mantienen encerrados en ese cajón de recuerdos que llamamos corazón, acaban haciendonos sentir pena, y yo, aunque quede ridículo, quiero decirte, que me gustas, que no sé si es un capricho pasajero, pero te veo y los ojos se me van hacia ti como un coche teledirigido, como la lluvia abre su paracaídas y cae en el paragüas los días de tormenta.
"y sólo los sueños pueden posarse sobre las cinco letras de su nombre."